Vivir en mi burbuja es más lindo.

Vivir en mi burbuja es más lindo.
Dayana Arreola.☕️
Es frustrante tener que acostumbrarse a situaciones así, como si fuera algo normal o inofensivo, cuando en realidad son violaciones a mi dignidad y mi autonomía.

A veces me gusta evadir la realidad y no creo ser la única que lo hace. Me gusta pensar que puedo salir a la calle con mi outfit bonito sin preocuparme de que me acosen, pero la realidad es que nunca ha importado qué es lo que lleve, siempre termino escuchando algo o incluso siendo seguida por algún extraño e incluso en situaciones de intento de secuestro. Hace poco, en mi trabajo, un hombre por parte del equipo de seguridad se sintió con el derecho de “halagarme” y tocarme la barbilla, diciéndome “qué bonita sonrisa”, lo cual me dejó pasmada. Solo me reí de nervios y seguí mi camino. Lo primero que pensé fue que no debía quejarme porque es una persona que veo a diario, porque se encarga de la “seguridad”, y la realidad es que muchos no aceptan el rechazo y lo toman como ofensa o reto personal . Pero ¿y si se desquita después? Tiene mi nombre y lo veo casi todos los días. ¿Cómo sé que no intentará vengarse? Después, lo único que sentí fue asco y quería arrancarme la piel. Nadie debe tocarme sin mi consentimiento. Todo el camino de regreso a mi casa me sentí sucia y buscaba excusas para distraerme y encerrarme en mi burbuja, en la que eso nunca había pasado. Y es que no es la primera vez que un hombre en un ambiente laboral se siente con el derecho de tener contacto físico o de opinar sobre mi vida personal o mi cuerpo. Sé que influye el hecho de ser una mujer joven que se ve como una presa fácil, y claro que a veces cometo el error de acostumbrarme y callarme, pero estoy harta. Odio vivir con miedo y sentir asco sobre mí. Aún recuerdo ese toque y quiero arrancarme la piel. Busco excusas para no pensar que probablemente no será la última vez, que en algún momento las cosas cambiarán, que ya seré respetada. Pero lo peor es que eso solo fue un lunes por la mañana, en el trabajo. Me merezco ser escuchada, respetada y valorada en mi entorno, tanto en el trabajo como fuera de él. Y me atrevo a escribir sobre el tema porque soy consciente de que muchas otras mujeres comparten experiencias similares y que es crucial cambiar esa realidad. Quiero que sepan que su bienestar, su paz y su dignidad son lo primero, sin importar lo que los demás piensen o digan.No vale más la experiencia laboral que tu bienestar personal.Después de unas horas, le marqué a mi jefe para hablar sobre lo que había pasado, pero cuando le conté lo sucedido, sentí que me juzgaba por no haberme quedado más tiempo en un lugar en el que no me sentía segura para hablarlo. Pero, ¿cómo iba a hacerlo? Si ni siquiera podía procesar lo que había pasado. Al día siguiente, fui a hablar con personal de recursos humanos y procedí como debía. Pero ahora me pregunto: ¿quién va a devolverme mi paz? Esta persona sigue trabajando como si nada, y yo ya ni siquiera puedo entrar sin tener que fingir que estoy en una llamada para evitar el contacto visual con todos. Me ha robado mi paz y mi seguridad. Y no creo que sea la última vez, porque mientras más joven te vean, más ingenua creen que eres. Llegar a un lugar nuevo con gente más grande es complicado. Puede que tengas suerte y sea un lugar ameno, pero hablando desde mi experiencia, nunca me ha faltado alguien que me vea como tonta, sin experiencia, que haga comentarios indebidos, que intente tocarme o que me mire de la manera más morbosa. O como en este caso, que se crea con el derecho de hacer lo que hizo.

 Así que, MorraZ que leen esto, si están en un trabajo nuevo, cuídense; la vida laboral es difícil, pero no se callen nada.

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