El rancho de Teuchitlán
Rosa consiguió un nuevo trabajo en Jalisco, pero desde que lo tomó, su familia no ha vuelto a saber de ella. Esta es la historia del Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco.

Rosa consiguió un nuevo trabajo, pero desde que lo tomó, su familia no ha vuelto a saber de ella. Esta es su historia, la más importante de la semana.
Los noticieros están llenos de información que parece lejana e incompresible. Pero detrás de cada historia hay una persona cuya vida se transforma. Rosa será esa persona, una protagonista ficticia de todas las noticias para que entiendas qué es lo que está pasando y por qué es importante.
Rosa y el Rancho Izaguirre del que todo mundo está hablando.
Rosa tiene 20 años, es mamá soltera y encontró un anuncio en Facebook de un trabajo en el que le iban a pagar $6,000 semanales. Era una empresa de seguridad que ofrecía pagar el coche que la llevara a la central de camiones, el pasaje hasta Jalisco y recogerla allá para llevarla a su nuevo empleo.

¿Quién podría resistirse?
Rosa, como muchísimos jóvenes —en su mayoría hombres—, decidió tomar el trabajo. Llegaron a la central camionera de Jalisco y, desde ese momento, sus familiares perdieron contacto con ellos para siempre.

Hace unos días, un colectivo de buscadoras (familiares de personas desaparecidas) recibió una llamada anónima indicándoles que fueran a revisar el Rancho Izaguirre, en la localidad de Teuchitlán, Jalisco.
Al llegar, se encontraron con una escena de terror: cientos de zapatos, mochilas y objetos que algunas personas han reconocido como pertenecientes a sus familiares desaparecidos.

Las imágenes han sido comparadas con los campos de exterminio nazis. La Fiscalía General de la República (que es la encargada de investigar delitos federales) tomó el caso. El jueves pasado hicieron una visita para medios de comunicación y familias de desaparecidos. ¿Qué encontraron? Nada. Las autoridades ya habían sacado todo del lugar. O casi todo. Una persona movió la tierra con su pie y encontró calcetines y una mochila (evidencia que debió haber sido preservada).

¿Qué está pasando?
México tiene un problema muy grande que ha ido creciendo con los años: el número de personas desaparecidas.
Para cualquier gobierno, reconocerlo implica aceptar que han fallado, y eso es algo que no les gusta hacer. Por eso han impulsado fuertemente la narrativa de que eso no era un campo de exterminio (es decir, un lugar donde mataban gente).
¿Qué sucedía en el rancho?
Según la evidencia encontrada por las buscadoras, se cree que era usado para llevar a las personas reclutadas de manera engañosa, entrenarlas para trabajar para el crimen organizado y asesinarlas si no pasaban las pruebas o no “servían” para el trabajo.
¿Qué sigue?
La fiscalía tendrá que dar un informe aunque hay pocas esperanzas de que digan la verdad. Las buscadoras seguirán haciendo su trabajo hasta dar con el paradero de sus familiares. Si quieres saber más, Opinión 51 ha dedicado varias columnas al tema, que puedes leer aquí.
