El teatro: mi hogar, mi voz, mi propósito

El teatro es el portavoz de lo que ha sido ignorado, es traer luz a la oscuridad
Cada 27 de marzo el mundo celebra una fecha especial para quienes encontramos en el escenario un hogar. Es un día para honrar este arte que nos transforma, nos desafía y nos permite tocar almas a través de las historias, en el Día Internacional del Teatro.
El teatro es mi más grande amor. Desde muy pequeña, el arte y la música despertaron lo mejor de mí, encontrando en ello mi lugar seguro, mi pasión y mi vocación. Mi primer acercamiento con las artes fueron las clases de estimulación musical que recibí desde muy pequeña, así como aprender a tocar el piano. A los 7 años comencé a cantar con el coro de mi primaria, para después tomar clases de canto particulares y así seguir entrenando mi voz.
Al sentirme tan plena en este ambiente, empecé a tomar clases de baile. Después de la escuela me la pasaba toda la tarde tomando ballet, jazz, hip hop y contemporáneo. Fue durante la pandemia cuando conocí Sisu Conecta, una escuela de teatro musical fundada en pleno 2020, y desde entonces comencé mi formación como actriz de teatro musical. En el 2023 debuté en teatro profesional con la obra Mamá se fue a la luna de Clemente Vega, confirmando en ese momento mi misión en la vida: hacer teatro, comprometiéndome aún más a prepararme cada día para dar lo mejor de mí sobre el escenario.
¿Y por qué hacer teatro es mi misión y propósito de vida? Porque amo contar historias, porque cada personaje me permite descubrir partes de mí y de la humanidad que desconocía, confrontándome con emociones, miedos y verdades. Y es que en cada universo, me encuentro y me transformo, explorando mundos que me desafían y me hacen abrir la mente y el corazón.
Creo firmemente que el teatro salva vidas. No solo transforma a quienes lo hacemos, sino también a los espectadores. Una historia contada en el escenario puede hacer que alguien se sienta visto, siendo el refugio que una persona necesita en el momento perfecto. El mejor ejemplo que tengo de esto es cuando fui a ver El Rey León en el 2015 en el Teatro Telcel. Ese día cambió mi vida de una manera que jamás olvidaré. La emoción, la música, la magia del escenario… todo me hizo sentir que estaba frente a algo más grande que yo, algo capaz de tocar el alma. Desde ese momento supe que quería ser parte de esa magia. Quiero cambiar vidas, como ese día cambiaron la mía.
Hacer teatro permite dar voz a quienes no la tienen. Hay historias que necesitan ser contadas, dolores que merecen ser escuchados y verdades que no pueden seguir en silencio. El teatro es el portavoz de lo que ha sido ignorado, es traer luz a la oscuridad.
Hago teatro porque cada función es irrepetible. Ninguna obra se vive dos veces de la misma manera. El teatro sucede en el presente, en el aquí y ahora. Esa parte del teatro me hace sentir viva, porque me permite conectar con los demás y conmigo misma. Porque mientras haya historias que contar y corazones dispuestos a sentirlas, el teatro seguirá latiendo, y dando vida al arte que está en cada uno de nosotros.
En el teatro te permites abrirte a ser sensible, a ser comprensivo con otras historias, a olvidarte de las expectativas, y a ser tú mismo. El teatro crea familias. Conecta y vincula de una manera inimaginable a cada uno de los seres que hacen que cada función sea posible.
Cada producción es una oportunidad para encontrar personas con las que compartimos sueños y pasiones. Con el tiempo, se transforman en una especie de familia, donde cada miembro tiene un lugar muy especial. El teatro va de hacer comunidad, de crear lazos profundos para toda la vida.
Quiero animar a las personas que están leyendo esta columna a que consuman teatro. En México hay una rica oferta teatral que merece ser vista, apoyada y disfrutada. Cada obra, cada actor, cada escena refleja nuestra cultura, nuestras historias y nuestro talento. Hay tanto por descubrir y experimentar en el teatro mexicano, no dejen pasar la oportunidad de vivirlo. ¡Feliz Día Internacional del Teatro!
