Las mujeres en la industria musical están aquí

Desde lo técnico hasta lo creativo, las mujeres están abriendo caminos. Pero hay que nombrarlas. Visibilizarlas. Celebrarlas.
Desde fuera, Panoram parece una casa más entre las tantas que embellecen la Condesa. Fachada sobria, discreta, de esas que no gritan, pero que observan. Pero al cruzar la puerta, este estudio revela su verdadero rostro: un universo sonoro contenido en muros que respiran creatividad. Ahí conocí a Tania Ornelas, studio manager de Panoram, una de esas mujeres que todos los días se abren paso en una industria históricamente dominada por hombres.
Según el Women Musicians Insight Report, la mitad de las mujeres que trabajan en la música han sufrido algún tipo de discriminación. Un tercio ha vivido acoso sexual y otra cuarta parte ha sido testigo de él. A esto se suma la brecha salarial: las mujeres ganan en promedio 25 mil dólares anuales, frente a los 27 mil que reciben los hombres. Y si hablamos de los espacios técnicos o directivos, la brecha es todavía más brutal: apenas el 2.8% de los productores reconocidos por la industria son mujeres. La música, aunque se construye con armonía, carga con una disonancia de género que aún cuesta resolver.
“Son muy pocas las veces que me ha tocado vivir eso aquí dentro del estudio, pero sí, en general, es algo con lo que vivimos y que vamos sobrellevando las mujeres dentro de la industria”, me dijo Tania. “Y bueno, fuera de la industria también, ¿no? Pero dentro, que siempre ha sido liderada por hombres, sí es un tema”.
Lo que Tania señala con honestidad es algo que muchas sienten. La música no solo se canta, se produce, se mezcla, se afina. Y aunque hay espacio para todas las disciplinas, muchas veces no hay espacio para todas las personas. Quienes escriben letras, quienes componen beats, quienes diseñan sonido: la pregunta no es si existen, sino por qué no están en el centro de la conversación, en las portadas, en los créditos.
Antes de nuestra entrevista, Tania había hablado con girl.wav, una colectiva de mujeres en la industria musical. Me contó:
“Platicábamos un poquito de las historias que les han sucedido a ellas de como en los camps, hay 20 hombres, dos mujeres y no voltean ni siquiera a ver a las mujeres. Literal les dan la espalda, ni siquiera reciben las ideas que pueden dar las mujeres. Las mujeres productoras no las respetan como productoras, a las compositoras no las toman en cuenta. Es muy difícil y es complicado lidiar con todas esas cosas”.
Difícil, sí. Pero no imposible. Tania, Ana Malvaez, una de las fundadoras de girl.wav, y Ale Lara, fundadora de Melovidia —un medio dedicado al contenido musical— y a quien tengo el orgullo de llamar mi hermana, son sólo algunas de las mujeres que conozco que están empujando la industria desde adentro. Yo tengo el privilegio de ver la pasión que desbordan en todo lo que hacen. La forma en la que se abren paso, acompañan a otras y construyen espacios donde antes sólo había puertas cerradas.
“Creo que sí estamos en un punto en donde las cosas van cambiando y se está sintiendo poco a poco, pero porque obviamente nosotras desde nuestro lado hemos empujado para que eso suceda poco a poco y siento que hay un cambio y creo que ese cambio va a seguir hasta que se vuelva una parte de equidad.”, dijo Tania.
Desde lo técnico hasta lo creativo, las mujeres están abriendo caminos. Pero hay que nombrarlas. Visibilizarlas. Celebrarlas. Porque si no se les menciona, es como si no existieran. Y sí existen.
“Nos sentábamos a decir: ‘a ver, ¿productoras?’ Y nos tardábamos años en echar nombres. Era como: güey, ¿por qué? ¿Por qué no conocemos a suficientes productoras, ingenieras, compositoras? ¿Qué está pasando ahí? Algo está muy mal.”
Esa inquietud se convirtió en acción: organizaron un camp con 30 o 35 mujeres —productoras, ingenieras, compositoras, artistas— que terminó siendo un espacio de encuentro, creación y resistencia. Y el impulso no paró ahí: siguieron encontrándose, generando redes, sumando voces.
Porque aunque muchas veces preguntemos “¿dónde están las mujeres?”, la respuesta es clara: están aquí. Trabajando. Produciendo. Sosteniendo esta industria con talento, esfuerzo y una convicción inquebrantable de que la música no tiene género, pero sí tiene historia. Y esa historia también es de ellas.
Hacen falta más mujeres en la industria, sí. Pero sobre todo, hace falta que la industria deje de ponerles barreras. Que escuche. Que confíe. Que deje de tratarlas como excepción y empiece a verlas como lo que son: imprescindibles.
Toca impulsarlas. Apoyarlas. A todas: las que están en el escenario y las que están en backstage, en producción, en toda esa magia que como audiencia vivimos sin preguntarnos quién la hace posible.
Pero no basta con reconocer que están: toca preguntarse por qué no están en puestos de liderazgo, por qué no se les paga igual, por qué sus nombres siguen sin aparecer en las listas de créditos, en los premios, en los libros de historia de la música. Porque no es que no haya mujeres: es que el sistema no ha estado dispuesto a verlas, a escucharlas, a darles lugar.
“Tú como mujer nunca te planteas la idea de que puedes llegar a estar en un espacio que ha sido siempre de hombres. Entonces, siento que es el momento perfecto de empezar a cambiar completamente ese panorama y cambiar la perspectiva de las personas y que las
mujeres puedan darse cuenta desde temprana edad que sí pueden llegar a ocupar esos espacios.”, me dijo Tania. Y esa frase se me quedó clavada.
Y sí, eso es lo que tiene que cambiar. No solo abrir espacios, sino hacer ruido con ellos. Que las niñas, las adolescentes, las jóvenes sepan que hay lugar para ellas. Que pueden y deben estar ahí. Que no están solas.
Porque mientras la industria siga operando como un club exclusivo de hombres, seguiremos perdiendo sonidos, ideas, propuestas y miradas que podrían estar transformando todo. No es solo una cuestión de equidad: es una urgencia creativa, ética, histórica.
Y si a Tania algo le ha enseñado su camino, es esto:
“Sean superpersistentes porque eso fue lo que a mí me trajo al punto en el que estoy. Fue literal no rendirme, mande mi currículum y no me contestaron, si a mí no me abren la puerta, yo me la abro, ¿no? No rendirte, si tienes la convicción real de algo, luchar para cumplir ese objetivo de alguna o de otra forma y pues también trabajar mucho y trabajar bien. Hay cosas también que no están muy padres dentro de la industria y que se han manejado así desde hace muchísimos años y siento que ahora también hay una nueva generación intentando cambiar eso, que es en parte como los valores.”.
Las mujeres en la industria musical están aquí.
Lo que falta es que se les deje ocupar, de una vez por todas, el lugar que ya es suyo.
