La Academia ama las historias de mujeres… sexualizadas

En general, Hollywood tiene una obsesión con el sexo y las mujeres
Este domingo 2 de marzo se celebraron los premios Óscar, y una de las grandes ganadoras de la noche fue Anora. Se llevó el premio a Mejor Película y Mikey Madison ganó como Mejor Actriz por interpretar a una trabajadora sexual.
La historia de Anora trata básicamente de un chico, Vanya, que va a un prostíbulo buscando a una trabajadora que hablara ruso. Aquí entra el personaje principal, Anora. Pasan unos días increíbles, él le pide que deje su trabajo a cambio de dinero, se casan, están felices… hasta que todo se vuelve una pesadilla cuando regresan los papás de Vanya de Rusia. Los obligan a divorciarse, Vanya se burla de Anora constantemente, al igual que sus padres. Se la llevan a su casa y ella termina la película llorando por todo lo que vivió.
Y aquí surge la pregunta: ¿por qué la Academia sigue premiando estos roles?
No es una coincidencia. El año pasado, la gran ganadora de la noche fue Emma Stone por Poor Things, donde su personaje giraba en torno a una mujer descubriéndose a sí misma, pero sobre todo en el aspecto sexual, ya que gran parte de la película se la pasa teniendo relaciones. Y claro que su interpretación estuvo espectacular, pero también lo estuvo la de Lily Gladstone. Lo mismo ocurrió con Demi Moore en La Sustancia, película en la que entregó una gran actuación, aunque su reconocimiento en premios fue menor. Pero… ¿qué es lo que hace que los miembros de la Academia elijan un papel sobre otro?
Si miramos atrás, esto pasa una y otra vez. Charlize Theron en Monster (2004), Halle Berry en Monster’s Ball (2002), Jane Fonda en Klute (1972), Jodie Foster en The Accused (1988), por mencionar solo algunos casos. La lista sigue y sigue. Al menos 14 de las ganadoras a Mejor Actriz han interpretado un papel cuya historia gira en torno al sexo.
Y esto no solo pasa con las actrices. En general, Hollywood tiene una obsesión con el sexo y las mujeres. Un gran ejemplo es Oppenheimer, la gran ganadora del año pasado, que tenía una escena que, para mí, era innecesaria, larga, obscena y bastante abrumadora entre Florence Pugh y Cillian Murphy. No aportaba mucho a la historia, pero claro, la dejaron porque… Ya sabemos por qué.
Sheryl Lee Ralph dijo algo muy real: “La manera más fácil de ganar un Óscar es ya sea en un tubo o… Les estoy diciendo, el sexo vende”.
Y que quede claro, esto no lo digo para criticar a las actrices. Emma Stone me parece maravillosa, es de mis actrices favoritas, y recientemente volví a ver Anora y disfruté muchísimo la película y su actuación. El problema no son ellas. El problema es Hollywood, que es quien busca y premia este tipo de historias, y por eso se siguen creando muchas más.
Al final, no se trata de cancelar a estas películas ni a las actrices. Incluso en el caso de Anora, el final muestra la dura realidad de lo que vivió el personaje. Pero el hecho de que este tipo de historias sigan siendo las más premiadas es lo que me deja pensando.
Curiosamente, las películas con una buena representación femenina y con buenos desarrollos de personaje nunca tienen el mismo nivel de reconocimiento que estas películas. Barbie fue un gran fenómeno en la taquilla, pero a nivel premiación fue bastante ignorada en categorías importantes. Al igual que Little Women, que recibió elogios de la crítica, pero no obtuvo el mismo nivel de premios que otras películas protagonizadas por hombres.
¿Llegará el día en que la Academia premie películas y actrices por personajes definidos por su complejidad e inteligencia, y no por su sexualidad?
